Educación Financiera en las Escuelas: Un efecto multiplicador
- VIVA Vive Valores
- 3 nov
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La educación financiera escolar no solo transforma a los estudiantes, sino también a sus familias. Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Perú muestran que lo que empezó como un programa para mejorar conocimientos financieros terminó generando un efecto multiplicador: los hijos enseñaron a sus padres, impulsando cambios positivos en los hogares más vulnerables.
En un programa piloto de 2016, más de 300 colegios públicos incorporaron educación financiera. Según el estudio de Verónica Frisancho (2018), los estudiantes mejoraron sus conocimientos financieros —equivalentes a 14.8 puntos en la prueba PISA— y también su promedio académico general. Además, desarrollaron mayor autocontrol y hábitos de consumo más responsables, como comparar precios antes de comprar o planificar sus gastos. Los docentes también se beneficiaron: aumentaron sus conocimientos, adoptaron hábitos de ahorro y planificaron mejor sus decisiones financieras.
Cinco años después, los resultados eran contundentes: en hogares vulnerables, la morosidad bajó 26 %, el puntaje crediticio subió 5 % y el uso del crédito formal aumentó 40 %. La educación financiera fortaleció la comunicación familiar y convirtió a los jóvenes en agentes de cambio en sus hogares.
Para conocer cómo esta transformación continúa en las zonas rurales del país, compartimos algunos hallazgos del proyecto Emprende y Aprende, impulsado por VIVA Vive Valores y Aflatoun International, que se desarrolló con cerca de 120 estudiantes de 1.º y 2.º de secundaria en Pataz (La Libertad).
Al inicio de 2024, los participantes mostraban un conocimiento limitado sobre conceptos financieros básicos: por ejemplo, solo el 63 % identificó correctamente el significado de egresos. Sin embargo, al cierre del año, este porcentaje aumentó a un 84 %, evidenciando un avance notable en su aprendizaje. Estos resultados confirman el impacto positivo del proyecto y refuerzan la importancia de seguir promoviendo estrategias educativas prácticas y contextualizadas que fortalezcan la educación financiera en las zonas rurales.
La evidencia es clara: invertir en educación financiera en las escuelas genera un triple impacto: jóvenes más responsables, docentes más capacitados y hogares más estables. Por su bajo costo y alcance intergeneracional, constituye una de las inversiones sociales con mayor retorno para el desarrollo sostenible y la inclusión financiera.




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